Durante el periodo de duelo la mayoría de personas experimentan situaciones difíciles, frente a las cuales los sentimientos más comunes son: culpa, ira, tristeza, agresividad, intolerancia, estrés prolongado y ansiedad de separación, entre otros, que a continuación analizaremos.
LA CULPA
El sentimiento de culpa se presenta en la mayoría de los casos al sentir que faltó algo que hacer o decir, los famosos si “yo hubiera dicho” o si “yo hubiera hecho”. Nunca estamos contentos con lo que vivimos con la persona que ya no está, siempre nos va a quedar algo más por hacer o decir; sin embargo, el sentimiento de culpa puede tornarse complicado cuando pensamos que el ser querido falleció por culpa nuestra o se pudo hacer algo más para que no fallezca. Cuando el sentimiento está en este nivel de culpabilidad es necesario buscar ayuda especializada, ya que, si bien es un sentimiento normal el de la culpa, tenemos que entender que si es muy intenso nos está afectando e impidiendo continuar el proceso normal de recuperación.
En la mayoría de casos, el grado de culpabilidad no pueden apreciarlo las personas afligidas sino los familiares o personas cercanas; por eso es necesario asistir a terapia personalizada para que el deudo entienda los aspectos inundados de la culpa y pueda continuar con su recuperación.
LA IRA
Este sentimiento es también muy común. La ira es vivida por las personas que están pasando por un duelo, como la sensación de estar al borde de una crisis, y también responde a la idea de no soportar lo sucedido. Es por ello que se presenta este tipo de sentimiento. La ira puede ser dirigida hacia varias situaciones: en ocasiones, hacia alguna persona que creemos que no hizo o actuó bien con el fallecido; hacia uno mismo, cuando nos culpamos de no haber actuado correctamente y menospreciamos actitudes que en su momento fueron adecuadas. Otras veces, la ira puede estar dirigida hacia Dios, culpándolo de las circunstancias del fallecimiento y de haber permitido que el ser querido muriera. Cuando ha habido enfermedad, el doliente también tiene sentimientos muy fuertes de ira en contra de médicos, personal de clínicas u hospitales, etc.
Es necesario comprender que carece de importancia si hay o no razón en esto. La “experiencia de dolor del doliente” es la que ha hecho que se presente dicho sentimiento, pero hay que entender que el hecho de vivir la ausencia de la persona querida, de darnos cuenta por “experiencia de ausencia” que no regresará, hace que actuemos iracundamente. Si bien el sentimiento de ira es considerado normal, hay que recalcar que la mayor parte de dificultades en la interacción con familiares o amigos se vuelve insoportable, por tener este sentimiento demasiado tiempo presente en nuestras vidas. El sentimiento de ira y el de culpa son situaciones personales del deudo que necesitan una dirección psicológica adecuada, incluso terapia, ya que los problemas familiares y de comunicación originados por este sentimiento llegan a ser negativos para el doliente.
LA TRISTEZA
La tristeza y el llanto durante el duelo son muy normales; sin embargo, existen casos en los que el período de dolor se torna muy difícil de sobrellevar, por los actores mencionados anteriormente, que pueden crear una situación invivible para el ser humano, y es aquí donde debemos buscar ayuda psicológica profesional, que siempre va a ser necesaria; pensar que el psicólogo solo debe estar en situaciones consideradas graves es un error. La psicología de duelo en una primera etapa necesita de un proceso informativo, y de psico-educación en diferentes temas que los dolientes deben saber para poder sobrellevar con menos angustia el proceso inicial. El CAD presta diferentes servicios, entre estos la conferencia informativa mensual, a la cual deberían asistir todas las familias que han perdido seres queridos, los talleres grupales y consulta personalizada; servicios que serán una opción de terapia psicológica para el dolor de una pérdida.