Aceptar la voluntad de Dios, es el sentimiento más noble y humilde que puede nacer de nuestros corazones. Padre celestial eternas e infinitas gracias te damos, por el tiempo que nos permitiste quererla y tenerla a nuestro lado; aunque nada reemplazará el vacío que deja su ausencia; mas su carisma y los más bellos recuerdos, permanecerán por siempre en nuestros corazones.
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