Duelo en el niño 10 febrero, 2023

Cuando en la familia existen niños se torna más difícil el poder explicar dicho suceso. La mayoría de las personas, con el afán de no causar daño a los menores, optan por no decir ni explicarles lo acontecido. Debemos contar a los niños la verdad de lo sucedido. Aunque no se encuentren en la capacidad intelectual de entenderlo, vivirán el sufrimiento y el cambio del entorno propios del duelo; por lo tanto, es mejor acorde con la edad en la que se encuentren los niños, decir la verdad siempre. Para explicar a un niño la pérdida de un ser querido, debemos tener en cuenta algunos aspectos:

 

  1. La edad en el momento de la pérdida

 

El concepto de muerte es una concepción abstracta para un adulto inclusive; por ello es importante contar el suceso de acuerdo con la edad en la que se encuentren los niños, para lo cual se debe considerar las diferencias que existen según cada edad.

De 0 a 2 años

A pesar de que a esta edad existe una aparente indiferencia ante lo sucedido, puesto que el entendimiento del niño está aún en desarrollo, es recomendable explicarle lo sucedido ya que el bebé sentirá inevitablemente el cambio emocional y de rutina que se producirá en su entorno familiar. Hay que tener en cuenta, además, que los bebés captan nuestras actitudes y escuchan con atención la voz de quien les habla desde el momento del nacimiento, y a partir del año de edad aproximadamente los niños ya entienden mucho del lenguaje verbal que empleamos con ellos, y se esfuerzan cada día por imitar y entender más a las personas cercanas. Por ese motivo se recomienda explicar lo sucedido en términos sencillos pero reales, y tener presente que los bebés también se enfrentan a una familia o entorno que está de duelo.

De 2 a 5 años

El niño de esta edad ya comprende que algo sucedió, mas no entiende el concepto definitivo de la muerte que hace referencia a que no va a regresar; por ello piensa que la partida es momentánea y que el ser querido va a volver luego. A esta edad los dibujos animados ayudan a reforzar este pensamiento, debido a que la mayoría de protagonistas animados regresa luego de morir. Como el niño está pasando por una época normal de egocentrismo, piensa que todo gira alrededor y en base a él o ella; por lo tanto, puede desarrollar un pensamiento de culpabilidad por lo ocurrido. Se recomienda a los padres informarse sobre el duelo en los niños de esta edad, y no olvidar decirles la verdad de lo ocurrido en términos sencillos, evitando mitos.

De 6 a 9 años

En esta edad el niño ya ha desarrollado un concepto más claro de la muerte, y entiende que es algo irreversible; además se le puede explicar situaciones y causas del fallecimiento que podrían despejar dudas, entiende los símbolos de los rituales funerarios como: ataúd, crucifijo, color negro, etc.

De 9 a 12 años

A esta edad el niño comprende igual que un adulto lo que sucedió, entiende que la muerte es definitiva, que a todo el mundo le ocurre y que existen causas específicas que producen dicho suceso.

 

  1. Apego del niño con el ser querido fallecido:

 

Mientras más fuerte fue el vínculo con esa persona, más doloroso llegará a ser el duelo del niño. Las épocas de aniversario como navidad o días estivos serán los momentos donde más se note el apego del niño con la persona fallecida.

 

  1. La forma en la que falleció el ser querido:

 

Cuando un niño ha presenciado la enfermedad de un ser querido, y ha podido ver y sentir cómo todo el ambiente familiar se ha preocupado por los cuidados, y luego hay un fallecimiento, tiene una forma más fácil de adaptación por la experiencia vivida; el dolor no es disminuido, pero la impresión de la noticia es menos chocante. Cuando ha existido una muerte inesperada en un accidente de tránsito o cualquier otra causa violenta de muerte, el niño se impresiona más y la adaptación a la idea de la desaparición del ser querido es más complicada. Vale recalcar que no es más ni menos “dolorosa”, en ninguno de los dos casos, ya que el dolor es el mismo cuando se pierde a alguien con un nivel de apego fuerte.

 

  1. La sensibilidad y atención que el resto de miembros de la familia tenga hacia el niño.

 

El cariño y afecto que el niño sienta de su familia después de la pérdida de un ser querido es esencial; será más fácil para él o ella entender una partida significativa si se sienten amados por sus demás familiares. Esconder el dolor o las lágrimas delante de los niños tampoco ayuda a disminuirles el dolor; por lo contrario, les enseñamos que cuando haya una situación difícil no hay que expresarse ni demostrar dolor en ningún momento; les enseñamos a inhibir emociones de tristeza y, por consiguiente, rompemos la posibilidad de comunicación y expresión en el futuro.

 

  1. Cultura y religión:

 

Es importante tener en cuenta las creencias espirituales con las que cuenta el niño al momento de perder a un ser querido; la religión que tenga o la que los padres le hayan inculcado va a ser crucial en el momento para explicar la partida de esta persona. También la normalidad con la que el niño haya crecido en torno al tema de la muerte cuenta, y cómo los padres, hermanos y familiares hayan sabido manejar el tema es esencial. Además, la escuela juega un papel importante dentro de la explicación de la situación de duelo.

 

¿Se debe llevar a un niño a un funeral?

 

Esta es una pregunta que la mayoría de los padres y familiares se hacen. Creemos que los niños mientras menos sepan o presencien rituales funerarios es mejor; sin embargo, hacer que los niños participen de las misas funerarias hace que comprendan más fácilmente las situaciones de duelo, ya que se da una concienciación visual de lo sucedido. De la misma manera, el niño que presencia la partida y la despedida de la persona que ha fallecido y participa de la unión del entorno familiar, observa cómo se fomenta la unión y la expresión de sentimientos “normales de duelo” por la ausencia definitiva del ser querido.

 

Por otro lado, es importante mencionar que los adultos y familiares encargados de los niños deben tener en cuenta que cualquier pregunta o duda que se suscitara en el momento de la misa o ritual funerario, deben ser respondidas por el adulto. Esto quiere decir que debemos explicar el porqué de varios eventos que para el niño son nuevos y necesitan ser explicados; por ejemplo, la misa, el significado del ataúd, el llanto, de esta manera ayudaremos a los niños a que entiendan la normalidad de esta situación, y lograremos disminuir en ellos la ansiedad y la angustia rente a este evento.