Dolor biológico en el duelo 30 septiembre, 2022

Las dolencias físicas forman parte normal del proceso de duelo, pero si nos informamos y entendemos qué está ocurriendo en nuestro cuerpo, podremos lidiar mejor con esta situación y saber si es normal sentir lo que sentimos o si es necesario buscar ayuda profesional.

Las consecuencias físicas de una pérdida son percibidas por los dolientes como normales. Incluso se confunde el dolor psicológico con el físico. Es importante entender que los dolores biológicos por consecuencia de una pérdida son somatizaciones, es decir, síntomas que tienen su origen en el sufrimiento o la ansiedad generados por la ausencia del ser querido. Los más recuentes y considerados “normales o comunes” son: ganas incontrolables de llorar, cansancio, problemas para dormir o exceso de sueño, palpitaciones, dolores de cabeza, interrupción del ciclo menstrual en las mujeres, alta de aire, molestias estomacales, irritabilidad, presión alta, pérdida o aumento del apetito, pérdida del cabello, alucinaciones auditivas o visuales, náuseas, angustia en el pecho y hasta dolores musculares y articulares.

Nuestro sistema inmune también sufre los efectos del estrés por duelo, por lo cual es común que las personas que están viviendo un duelo tengan episodios más seguidos de resfriados y otras infecciones menores. Otras enfermedades crónicas como el asma, la artritis o la diabetes se pueden intensificar no solo por el sufrimiento sino también por el descuido que puede darse durante esta etapa; por eso es importante recordar que estas enfermedades deben ser controladas de manera prioritaria.

Las afecciones físicas descuidadas, sin atención médica, podrían hacer que el proceso de duelo se complique y alargue.

 

Preguntas para su reflexión

  1. ¿Qué tipo de síntomas físicos he tenido?
  2. De los síntomas que he manifestado, ¿Cuáles son esperables y de cuáles debería preocuparme?
  3. En el caso de presentar alguna enfermedad crónica, ¿ Cómo me estoy cuidando?, ¿Cuándo fue mi última cita médica?, ¿Cuándo tendré la próxima?

 

Síntomas cognitivos en el duelo

En cuanto a los síntomas cognitivos, podemos experimentar problemas de concentración, memoria o incapacidad para realizar nuestras tareas diarias. En la mayoría de ocasiones, quienes se dan cuenta de estos síntomas son los familiares o amigos que nos rodean. Son comunes dos situaciones:

  1. Que deseemos hablar mucho del fallecido, recordar en todo momento situaciones, experiencias y sentimientos relacionados con la persona que ha muerto, debido a que aún no se entiende que aquella persona que ha partido físicamente ya no va a regresar, y recordarla de manera repetitiva hace más fácil y llevadera la ausencia física.
  2. Que no deseemos mencionarlo a n de tratar de olvidar lo sucedido. Esta situación va acompañada muchas veces de cambios drásticos en la conducta, y trastornos de negación: las personas impiden que se mencione en su presencia expresión alguna, recuerdo o idea relacionados con la muerte, emociones que al causar mucho dolor se prefiere olvidar e inhibir.

Ninguna de las dos situaciones mencionadas anteriormente es incorrecta o anormal dentro del proceso de recuperación.

Constituyen reacciones comunes, normales; sin embargo, se debe tener en cuenta una regla clara: “todo proceso de duelo requiere de expresión”. Los procesos expresivos son liberadores: llorar, hablar con alguien, escribir o liberar tensiones mediante el ejercicio físico, son actividades esenciales durante el duelo. Si no hay expresión emocional terapéutica, sobre todo durante el primer ciclo (primeros 4 meses), es posible que el duelo se congele y reaparezca en otro momento luego de meses o años. Se trata de un “congelamiento de duelo”, que es considerado como un duelo difícil y complicado de resolver. “Dicen que el tiempo lo cura todo… pero el tiempo no cura nada, lo que realmente cura es lo que tú haces con el tiempo para recuperarte” John Brantner.

Preguntas para su reflexión

  1.  ¿De qué manera expreso yo mis sentimientos?
  2. ¿Qué actividades he realizado?
  3. ¿Qué tan fácil me resulta expresarme?
  4. ¿Qué me gustaría realizar?

Se recomienda expresar todo dolor, molestia, tristeza o sentimiento que tengamos; decir lo que sentimos, escribir lo que pensamos o llorar, son claras expresiones de desahogo que se necesitan en este proceso.

Son experiencias comunes las alucinaciones y sueños con el fallecido, y normales los llamados “sueños calmantes”, en las que el ser querido se presenta durante un sueño considerado muy real para el doliente, y que es vivido como una experiencia inolvidable, con la presencia de mensajes de la persona que partió, como “tranquilo, yo estoy bien”, “no te preocupes”, y otras frases que causan alivio en las personas.

Estos sueños se dan, en la mayoría de los casos, durante los seis primeros meses luego de la pérdida del ser querido. Cuando esto sucede, no es recomendable indagar o preocuparse demasiado sobre lo ocurrido, o pensar que es un evento sobrenatural, puesto que la muerte es un tema que todavía no conocemos en su totalidad, y no hay una respuesta clara al respecto. Lo que se aconseja pensar es lo siguiente:

¿Qué es lo que he soñado con la persona que falleció?

¿Qué me hizo sentir este sueño: miedo, angustia, paz, culpa, alegría?

Si la respuesta es positiva, si causa paz, alegría, alivio, debemos tomarla como una herramienta de fortaleza dentro del proceso de recuperación; y, si el sueño causó angustia, miedo, culpa, ira, es posible que algún tipo de situación interna no esté bien elaborada y se necesite de ayuda para resolverla.

Todas estas recomendaciones deben ser bien direccionadas por un profesional. Las emociones de duelo pueden llegar a ser invivibles para muchas personas, y hasta generarse las ideas de muerte y suicidio. Por esta razón se recomienda que las personas se informen correctamente y busquen ayuda profesional.